A
un año
de los estragos de la pandemia del coronavirus Covid-19
en la economía del país, comienzan a
verse señales de luces. El sector industrial
dominicano reveló que la manufactura, la mayor
empleadora del sector productivo nacional, ha reaccionado
a los programas de reactivación dispuestos por
las autoridades y, sus principales ejecutivos, reunidos
con representantes de medios de comunicación
destacaron la resiliencia del sector producto de su
alta diversificación.
A
la vez, el presidente de la Asociación
de Industrias (AIRD), Celso Juan Marranzini, coincidió con
las informaciones recientes del Banco Central (BCRD)
de que el alza de precios de productos básicos
es transitoria y valoró el rol de las autoridades
monetarias durante la pandemia. Indicó que
producto del comportamiento de los precios internos
debido a factores externos, el Gobierno ha estado
reuniéndose con distintos sectores, al citar
entre estos al sector de la construcción.
Circe Almánzar, vicepresidente ejecutiva de la AIRD, aseguró que
la industria nacional recuperó los empleos en un 100% y actualmente
no hay suspendidos.
Durante
el encuentro, con la presencia de representantes
de la industria del cemento, la avicultura y el sector
de plásticos y muebles, el economista asesor
de la AIRD, Roberto Despradel, informó que
los precios ha sido impactados con un alza promedio
en dólares de un 33%, producto del impacto
de los altos precios del petróleo mundial
y de los principales “commodities” de
alimentación animal y humana, como también
por el incremento de los precios del petróleo,
los fletes marítimos y de la paralización
de contenedores procedentes de China.
Celso
Juan Marranzini dijo esperar que pronto se diga
que el 2020 fue un año de referencia,
en cuanto a los efectos de la pandemia.
José Luis Venta, también
vicepresidente de la AIRD, expuso el riesgo que
implica hacer compras
a futuro con altos precios, ya que nadie quiere tener
altos inventarios para no tener su sistema en cero.
Presentan
análisis de costos
Roberto
Despradel al presentar un análisis
del desempeño de los commodities a marzo de
este año, sostuvo que el sector industrial
en el 2020 no fue el mejor, como tampoco el de peor
crecimiento y explicó una serie de detalles
de la caída del IMAM (Índice de Actividad
Manufacturera) en marzo-abril del pasado año
y una curva del comienzo de su crecimiento a partir
de mayo, llegando a ubicarse en más de 50
puntos en el segundo semestre de eses mismo año.
Comparó el comportamiento del sector que
decreció -2.2%, menor a la caída de
-6% del PIB del 2020, según publicó el
Banco Central y el crecimiento de las ventas del
sector, como también las proyecciones de una
encuesta de la Reserva Federal de Estados Unidos
(FED) en la que sus miembros proyectan que la economía
estadounidense crecerá en promedio un 6.2%
este año, lo cual es una señal de confianza.
Despradel
expuso los problemas de logística
mundial, especialmente por la falta de contenedores
y la carestía de los fletes desde China, para
atender la demanda; el impacto de la alta liquidez
bancaria, el caso de Texas (tormenta invernal que
paralizó la industria petrolera y las expectativas
de inflación.
Los
fletes marítimos han registrado alzas
de US$2,300 a US$5,400 promedio y en el caso de Centroamérica
de US$1,500 a US$8,500, “cuando aparecen”,
indicó.
Otros
aumentos mundiales que han afectado el costo de
la industria local, han ido de un 22% en el costo
de la energía, 20% en los productos agrícolas,
un 26% en los alimentos, 46% en los aceites, 28%
en los granos, fertilizantes 41% y 46% los metales
y la minería, de acuerdo con datos de una “hoja
rosada”, del Banco Mundial.
Esos
incrementos, recalcó, han impactado
a otros insumos de los que República Dominicana
es altamente dependiente para consumo humano y animal,
como el maíz y la soya.
Los
industriales recalcaron que aún cuando
ha habido una apreciación del peso dominicano,
el efecto de la apreciación de la tasa de
cambio no se siente, con respecto al alza de precios
en los mercados internacionales.
En
el caso de la resina y los plásticos,
las alzas han sido de un 84% en el mercado mundial.
No obstante, precisaron que el sector industrial
local ha afrontado la demanda y no ha habido problemas
de abastecimiento, respondiendo positivamente en
momentos de mayor crisis el año pasado, con
lo que se ha garantizado la seguridad alimentaria.
En
general, manifestaron que la industria se ha mantenido
bastante estable, pese a que el sector
ha corregido los costos de los materiales, aunque
no así los gastos. Las industrias del plástico
son competitivas a nivel global, dijo Álvaro
Sousa, presidente de ADIPLAST.
Sector
Avícola: no hay forma de no pasar
los costos
El
sector de la avicultura, sin embargo, afirma que
no hay forma de no pasar los costos a los pecios
finales de producción, porque la situación
externa es impredecible y se desconoce hasta cuando
seguirán las alzas. Este miércoles,
según se explicó, subieron el maíz
un 60%, harina de soya más de un 50% y el
aceite vegetal de soya, más de un 100% muy
usados en la producción de cerdos y gallinas,
a lo que suma el incremento de más de un 200%
en logística, para un aumento acumulado de
un 120%.
Miguel
Lajara explicó que el proceso post
Covid fue un poco traumático en el sector
avícola, pero el sector alimentario ha respondido
y el sector avícola se ha recuperado en su
producción pre-Covid.
Participantes
Participaron
en el encuentro en la AIRD, Álvaro
Sousa, presidente de ADIPLAST; Alfredo Badui, director
Ejecutivo de ADOACERO; Adriano Brunetti, presidente
de ADOCEM; Julissa Báez, directora ejecutiva
de ADOCEM; Miguel Lajara, presidente de Sanut Dominicana
y miembro de la directiva de la ADA; Juan Miguel
Curbelo, presidente de Pollo Cibao y directivo de
la ADA; . Juan Lucas Alba, presidente de la asociación
Dominicana de Avicultura (ADA); José Luis
Venta, vicepresidente de induveca y directivo AIRD;
Juan José Attias, vicepresidente de la directiva
AIRD; Campos De Moya, pasado presidente AIRD; Anyarlene
Bergés, vicepresidente de la directiva AIRD;
Celso Juan Marranizni, presidente de la AIRD; Circe
Almánzar, vicepresidente ejecutiva de la AIRD,
y Roberto Despradel, asesor económico de la
AIRD y vicepresidente de la firma DASA.
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